La reciente convalidación parlamentaria de la prórroga en la entrada en vigor de VERIFACTU ha sido recibida con alivio por buena parte del tejido empresarial y profesional. No es para menos. Hablamos de un cambio profundo en la forma de facturar, de relacionarse con la Agencia Tributaria y, en definitiva, de gestionar el día a día de miles de autónomos y pequeñas empresas.
Desde esta asesoría valoramos positivamente la decisión del Gobierno y su respaldo por parte del Parlamento. No como una marcha atrás, sino como un ejercicio de realismo. La digitalización forzosa, cuando se hace sin tiempos razonables, suele generar más problemas que soluciones. Y aquí el calendario era, sencillamente, demasiado ajustado para muchos sectores, pese a ser conocido desde la aprobación de la Ley que ponía en marcha dicha medida.
Ahora bien, conviene decirlo con claridad y sin rodeos: prórroga no es sinónimo de pausa, y mucho menos de olvido, ya que enero de 2027 está a la vuelta de la esquina y estos meses previos deben ser los de la implantación de los rezagados.
La única estrategia sensata es continuar la adaptación ya que, desde un punto de vista técnico y profesional, la recomendación es inequívoca: hay que continuar con los procesos de digitalización. Quien interprete esta prórroga como una invitación a “ya lo veremos en 2027” comete un importante error estratégico de primer orden.
VERIFACTU no es una moda normativa ni un capricho administrativo. Forma parte de una tendencia imparable hacia la trazabilidad, la automatización y la transparencia fiscal a nivel mundial y España no está precisamente a la cabeza de esta iniciativa. Cuanto antes se integren estos sistemas en la operativa diaria, menor será el impacto cuando la obligación sea plenamente exigible.
La experiencia nos dice que los cambios fiscales importantes no se dominan el primer día. Requieren tiempo, pruebas, errores y ajustes. Y precisamente ahí cobra especial relevancia uno de los mensajes más razonables lanzados por la AEAT en este proceso.
La Agencia Tributaria ha reconocido, y conviene subrayarlo, el derecho al error en la fase de implantación, especialmente durante 2026. Este enfoque, poco habitual en el pasado, supone un avance relevante en la relación entre Administración y contribuyentes.
La existencia de una curva de aprendizaje asumida por la propia AEAT abre la puerta a un escenario más constructivo: menos inspecciones automáticas, menor presión sancionadora inicial y un acompañamiento progresivo hacia el cumplimiento correcto.
Eso sí, este “derecho al error” no protege la inacción, sino la buena fe. Funciona para quien está implantando sistemas, formando al personal, adaptando procesos y corrigiendo fallos. No para quien decide mirar hacia otro lado y procrastinar la decisión de digitalizarse e implantar los sistemas de facturación electrónica.
Bien gestionada, la implantación de VERIFACTU puede convertirse en un aliado. Reduce riesgos fiscales, mejora el control interno, ordena la información contable y facilita una relación más transparente con la Administración. Mal gestionada, puede derivar en estrés, errores recurrentes, conflictos indeseados, multas y sanciones innecesarias.
La prórroga ofrece algo muy valioso: tiempo para hacerlo bien. Tiempo para elegir el software adecuado, revisar los circuitos de facturación, formar a los equipos y contar con asesoramiento profesional.
La transparencia fiscal no se improvisa. Se construye paso a paso. Y ahora, por una vez, el calendario juega a favor de quien quiera hacer las cosas bien.
Desde la Asesoría Núñez – MultiServicio Empresarial insistimos en un mensaje claro y prudente: la prórroga es una oportunidad, no una excusa. VERIFACTU llegará, y lo hará para quedarse. Quien aproveche 2026 para adaptarse con rigor, reducirá significativamente el riesgo de inspecciones, sanciones y problemas futuros.
Te ayudamos en el proceso de implantación y te acompañamos para hacer más fácil el cumplimiento y la digitalización de tu empresa en materia fiscal y contable.
